domingo, 27 de septiembre de 2015

Calle Cuna



El silencio caracterizaba a esta calle en tiempos pasados, no había quien no pensara que su nombre venía de esta cualidad parecida a la de las casas cuna. Sin embargo el motivo se encuentra en el número 13 de esta vía, allí  se levantaba un hospital de niños expósitos desde 1558.
Anteriormente se conocía por Arqueros, pues fue a este tipo de soldados a quien se le asignó esta zona a mediados del siglo XIII, con la reconquista.
Posteriormente esta calle fue denominada Carpinteros, tuvo que ver en ello la ocupación de sus viviendas por este gremio. Han seguido frecuentando la que fue su iglesia y su capilla,

establecida muy cerca, hablamos de la Iglesia San José. De hecho este edificio fue construido por estos, lo cual desembocó en un interesante pleito con los arquitectos, quienes gozaban en exclusiva de este derecho.
En el interior del hospital de niños huérfanos una lápida recoge la siguiente leyenda, en latín: “Porque mi padre y mi madre me abandonaron, el señor me recogió”, el clero enfundo aquel sitio de bondad y beneficencia, pero la realidad fue muy distinta. Se reclutaban los llamados niños innominados, que solían bautizarse con el nombre del santo del día, abandonados, desprovistos de ropas, enseres y desnutridos, otros simplemente moribundos con
el fin de ahorrarse los gastos del funeral y también los había ataviados de todo lo necesario, estos últimos pertenecían a clases altas, eran los bastardos que deseaban ocultarlos, al menos temporalmente, y solían abandonarse con cartas explicativas o de recomendación y compromiso de reclamarlos. En definitiva, aquel espacio representaba en muchas ocasiones la muerte de inocentes padres de lo más bajo de la sociedad, y la posterior inanición y desatención de sus vástagos, se confundían las cunas por ataúdes.
En esta vía destacan varias edificaciones…
La impronta de Anibal González está presente: el nº33 y nº41 son edificios regionalistas llevados a cabo por el famoso arquitecto, además del impactante Palacio conservado como restaurante llamado Cuna 2, por estar situado en ese número.


Donde ahora está ubicado el teatro Quintero, no hace mucho tiempo estaba el cine Pathe.



El edificio ciudad de Londres que destaca poderosamente, se encuentra haciendo esquina con la calle Cerrajería. Obra del arquitecto sevillano Espiau, sirvió de inspiración para la posterior construcción de su obra regionalista más representativa: “el edificio La Adriática” de la avenida Constitución. Se levanta entre 1912 y 1914, con motivo de la Exposición del 29 y aunque en 1982 sufriera un devastador incendio, la fachada ha sido conservada, aunque su interior ha sido modificado totalmente ajustándose a lo que es ahora, unas galerías comerciales dedicadas a los tejidos y a la confección.
El nº8 de la calle presume de tener uno de los mejores palacios de Sevilla, hablamos del
de la Condesa de Lebrija, propietaria desde 1901 aunque dicha edificación es originaria del siglo XVI, pasando por épocas de abandono y ostracismo hasta la llegada dela Condesa. En su interior se percibe la afición de la condesa por la arqueología, reuniendo una importante colección de restos arqueológicos y obras de arte.
El Palacio de Los
Montilla supone el comienzo de la vía, es singular el hecho de que mientras su fachada que da a la calle cuna es regionalista, la que da a la calle Laraña es neogótica, a ello contribuyó sin duda la construcción tan lenta hasta su finalización.
De los restaurantes que encontramos en la calle, destacan “El restaurante Pando, el Victoria Eugenia, el Cuna2”, respecto a este último tengo que decir que adentrarse en él,
es permanecer en un palacio, numerosos camareros se ocupan de que a los comensales no les falte de nada, comida exquisita y a precios adecuados (la
economía de uno no le permite acudir muy a menudo, pero merece la pena visitarlo de vez en cuando) te garantizan una comida inmejorable, y por si no bastara con eso, al terminar puedes subir en ascensor a la terraza y seguir disfrutando de la velada en un marco incomparable. Mencionable y prioritario para mí, al menos, es el hecho de que dispongan de una buena rampa que te permite sortear las escalinatas de la entrada.










jueves, 24 de septiembre de 2015

Casa-Palacio Pilatos

En Andalucía descansan infinitud de residencias señoriales de tiempos pasados. Sevilla es la abanderada en este sentido, ocupando un lugar preferente en la belleza arquitectónica de la Ciudad. Un claro ejemplo de esto lo constituye el palacio de los Duques de Alcalá, el famoso palacio propiedad del Excelentísimo Sr. Duque de Medinaceli. Hablamos de la Casa-Palacio de Pilatos, que
tomó el nombre del de Jerusalén, por empecinamiento de don Fadrique Enríquez de Ribera, que en 1520 volvió fascinado de  su peregrinación por Tierra Santa y comprobó que la distancia entre su casa y el Templete de la Cruz del Campo, era la misma que la medida por él entre las ruinas del pretorio de Jerusalén y el monte Gólgota: 1321 pasos, estableciendo por este motivo la primera estación de Vía Crucis desde la misma casa hasta la Cruz del Campo. Antes se había denominado Palacio de los Adelantados, Casa de Alcalá de los Gazules, Palacio de los Marqueses de Tarifa o Palacio de San Andrés.

  El palacio fue construido en 1483, por iniciativa de Pedro Enríquez de Quiñones (IV Adelantado Mayor de Andalucía) y su segunda esposa Catalina de Ribera, tras la expropiación que se llevó a cabo por aquel entonces a los judíos que disponían en esta zona de sus viviendas, Posteriormente fue su hijo, don Fadrique Enríquez de Ribera, al fallecer su padre que estaba dispuesto a mudar su Palacio a otra zona, quien impregno en sus reformas, ampliaciones y decoración la mezcla del mudéjar, gótico, renacentista… convirtiendo la casa en un ejemplo excepcional de la arquitectura doméstica del siglo XVI.


Realidad y leyenda se cruzan en la historia de este Palacio, así pues la explicación sobre la que se fundamenta su propio nombre
no se ajusta a la realidad, la leyenda sobre el Vía Crucis desde la casa a la Cruz del Campo surge 100 años después de la muerte de su valedor, el primer marqués de Tarifa, Don Fadrique Enríquez de Ribera. Además también corre la creencia que la Casa de Pilatos intenta ser una réplica del Palacio de Jerusalén, pero la realidad es que no tienen nada que ver. E incluso hay partidarios, con cierta retranca eso sí,  que abogan por los orígenes sevillanos de Pilatos. Algunos estudios afirman que los padres del Pretor romano, vivieron algunos años en Itálica (o entre Itálica e Hispalis) además de en otras ciudades hispánicas de la Roma Imperial. El mítico procurador de Judea seria hijo de un tal Marco pontius. Pontius, cuya actuación en la batalla de la ciudadanía romana contra los astures fue destacada. Pilatos nacería en Hispalis (sevilla). Serviría bajo las órdenes de Germánico. Posteriormente se casaría con Claudia Prócula, nieta de Augusto( su abuela Julia se había casado en terceras nupcias con Tiberio).Tras esa boda Pilatos se convertiría en nieto del emperador y recibiría el titulo de "amigo del emperador" y el cargo de procurador de Judea.
Curioso, ¿no?, no dejemos que la realidad estropee una buena historia, y quedémonos con la leyenda, que es mucho más amena.
Lo que sí está perfectamente documentado por el archivero de la Casa, González Moreno, es que las cenizas del emperador Trajano, el I Duque de Alcalá y del virrey de Nápoles, que desde el siglo XVI reposaban en una hornacina, se encuentran desperdigadas en el jardín de la mansión por un descuido de una sirvienta que en el siglo XIX, que allí las arrojó. También descubrió que, al igual que ocurre en los monumentos funerarios egipcios, una vez al año un rayo de sol penetra por un orificio de la baranda de la azotea e ilumina el altar de la capilla.
Este Palacio ha sido llevado al cine en varias ocasiones y en fechas muy distantes, destacan cuatro superproducciones de Hollywood, como son la oscarizada “Lawrence de Arabia”. “1492: la conquista del paraíso” (1992) de Ridley Scott, quién volvería a rodar, trece años después en “El reino de los cielos” y a finales del 2009 Tom Cruise interpretó junto a Cameron Díaz, “Noche y día.
Pilatos no reside en su palacio, lo conserva la cofradía encajonado como un vulgar preso encerrado bajo el puente que nos conecta con Luis Montoto, y a la iglesia San Benito, no merecedor de encontrarse en un Palacio y sale una vez al año en Semana Santa. Dicha fama no es algo injustificada pues, como diría Antonio Burgos todos en Sevilla saben que “Pilatos,………con el cuento de la palangana, por poco, sí nos deja sin Semana Santa...”. Se cuenta que en cierta ocasión una viejecita que acudía cada tarde a la Iglesia de San Benito, tras rezar al Cristo de la Presentación se acercó para orar ante Pilatos. Sorprendido un hermano de la cofradía de la Calzada que la vio, intentó prevenir a la mujer de su error; pero la anciana le contestó: “sí hijo ya sé que es Pilatos, pero es tan guapo que debe ser hasta bueno”.
Dice Antonio Núñez de Herrera en su inefable “Semana Santa: Teoría y Realidad”: “¿Porque quién se acuerda ante este Pilatos tan simpático y buen mozo, que yergue junto a los demás su arrogancia, de aquél otro Pilatos, del de la palangana? La gente adora ya a Pilatos. Le adora aunque no sea más que por fastidiar al de la Macarena. Porque el amor es en Sevilla, muchas veces, una suma de odios polarizados…”

Por último, vamos a describir brevemente lo que nos encontamos al visitar el Palacio, aunque este contiene dos plantas, de la alta tan sólo diré que esta perfectamente amueblada y que dispone de una interesante colección de pinturas y tapices. Esta somera descripción se debe al hecho de que los usuarios de silla de ruedas no pueden visitarla. Al entrar al edificio comprobamos que se encuentra dividiendo  dos jardines, que a pesar del tumulto de los visitantes inspiran paz y sosiego, sobre todo el grande,




al oeste de la propiedad. Atravesando una doble galería nos adentramos en el patio principal. Típico patio andaluz con una  fuente en el centro y dos estatuas de la diosa Palas, Minerva…, todas piezas romanas. Veinticuatro bustos de emperadores romanos, procedentes de las ruinas de Itálica, junto al de Carlos I y Cicerón se distribuyen
por las galerías bajas del patio. También es reseñable que en una sala se expone la obra  “la mujer barbuda” de José de Ribera, lo Spagnoleto, uno de los pocos cuadros que se conservan en España de este pintor. Cuenta la leyenda que esta fémina, la napolitana Magdalena Ventura, conocida como "La Barbuda", después de dar a luz a tres hijos le empezó a salir una prominente barba.




lunes, 21 de septiembre de 2015

La Casa de la Moneda. I


Callejuelas de la Casa de la Moneda


Teatro de la Fundición, donde estaban los hornos
A pocos metros de la infestada avenida de la Constitución, en paralelo al Archivo de Indias, se extiende un pequeño barrio silencioso y huérfano de turistas, visitantes y miradas, un barrio que disfrutó en tiempos pretéritos de una muralla dentro de la amurallada y segura Sevilla, nos referimos a las calles de La Casa de la Moneda, ubicado entre la casa de Contratación y el río cuya principal calle es la de La Habana. Nos encontramos aquí con este barrio, cuya infraestructura que alberga el patio de mercaderes y callejuelas muy estrechas que nos retrotraen al siglo de oro, tanto es así que fue el paisaje urbano que se exhibió en el rodaje del “Capitán Alatriste”.
Bajo el reinado de Alfonso El Sabio tomó forma la antigua Casa de la Moneda, a partir de  1503 Sevilla ostentará durante varios siglos el monopolio exclusivo sobre las mercancías que venían de América. De esta forma la autorización otorgada por los Reyes Católicos para seguir actuando como ceca, esto es el espacio destinado a acuñar moneda, desde 1497, precisaba una ampliación. Esta acuciante necesidad propició la nueva Casa de la Moneda. Así pues, unas décadas después se culminó su puesta a punto, a muy pocos pasos de la antigua y próxima a la Torre del Oro y Torre de Plata, donde en un primer momento se almacenaba todo aquello que venía del nuevo mundo, más tarde se recurrió a las, también próximas,Reales Atarazanas.
Muralla de Sevilla, que se extiende por la calle Atienzo
Detalle de la muralla por dentro del Teatro


Entre esta calle habana y la calle Atienzo se encuentra el Teatro la Fundición, donde estaban los hornos para fundir el metal. Al final de esta última calle podemos contemplar las murallas y la Torre de la plata, muralla que también se aprecia en el interior del teatro.
Detalle de la muralla por dentro del Teatro


Más de dos centenares de empleados se ocupaban de la transformación de todo el oro y la plata que venía de las Indias y que necesariamente pasaba por Sevilla. Es durante el reinado de Felipe II, cuando la Casa de Sevilla empieza a cobrar mayor importancia, acuñándose tres cuartas partes de toda la plata, y cerca del 90%  de todo el oro de la Península, aquí había superávit de monedas, imaginaros como sería la corrupción hoy en día, en estas condiciones. Felipe V, cuyo largo reinado se extendió entre 1700 y 1746 es el precursor del monopolio de la acuñación de moneda y valores postales. En España no se avanzó realmente en ese sentido hasta este momento.
Plaza de los Mercaderes.
La Ordenanza de 1730 para la centralización de las cecas elimina todas excepto las de Madrid y Sevilla, dejando plata y oro sólo para ellas, y Segovia, se dedicaría a elaborar moneda de cobre. En 1855 se da por terminada la labor de la ceca sevillana. La Casa de Sevilla fue dividida en tres partes y vendida en 1870.
Portada principal de la Casa de la Moneda



Edificio de la Casa del Tesorero desde la Portada
Su inoperancia, unida a los efectos devastadores del terremoto de 1755 (llamado "de Lisboa") y  las sucesivas inundaciones que las lluvias y crecidas del río provocaron en 1740 y 1758, dio como resultado un estado caótico de esta Casa fabril, buque insignia junto a la Fábrica de Tabacos del imperio durante el siglo de oro. La instalación de los molinos, para seguir dándole uso a este espacio y las reformas efectuadas en la primera mitad del siglo no habían paliado los problemas de conservación de la fábrica, y en 1761 se encarga a Sebastián Van der Borcht la dirección de las nuevas obras de reforma en la Casa de la Moneda, arquitecto que también se había ocupado de las obras de la Real Fábrica de Tabacos, como resultado de esto se modifica ostensiblemente su forma, integrándose con los alrededor es mediante una portada monumental, constituyendo el conjunto que hoy en día apreciamos. Sin embargo el continuo deterioro y falta de conservación ha ido paulatinamente produciendo un alarmante estado de ruina en todo el conjunto de la Casa de la Moneda, uno no tiene más que fijarse en el estado la portada para hacerse una idea de esto. Consecuentemente a finales del siglo xx las autoridades abordan la reforma de este barrio, faltando actualmente la restauración de la portada principal, donde hasta inicios de este siglo aún perduraba el antiguo bar La Moneda, cuyo cartel aún se puede ver. También es reseñable el hecho que durante las obras de restauración se descubrió la, ahora llamada, Torre de Bronce, concretamente en la Casa del Tesorero (dentro de la casa de la Moneda, al lado de la fachada principal), que actualmente es un restaurante italiano del grupo Piamontesa.