jueves, 25 de junio de 2015

Plaza de España. I





La Plaza de España fue inaugurada durante el reinado de Alfonso XIII, en 1928 se dio por concluida y en su inauguración el monarca expresó, al contemplar la obra: "Señores, yo sabía que esto era bonito, pero no tanto”, y en verdad que estaba en lo cierto ya que estamos ante la Plaza, a decir por muchos, más  bonita de España. El 31 de enero de ese año y en esa inauguración el rey seguramente enardecido por la belleza de aquello que presenciaba se encaramó a la torre norte de la plaza, y tras comprobar la construcción de edificios de 5 y 6 plantas, se dirigió al alcalde y le comentó: “prohibir que dentro de la capital se construyan casas con muchos pisos, ¡que o se pierda el carácter de Sevilla! En las afueras bien está; pero en el centro de la ciudad, no.”
Esta obra se erigió como la joya de la corona de la exposición iberoamericana del 29  que se celebró en Sevilla, y se concibió como eje del evento y pabellón e España, fue la obra más costosa del evento y llegó a aglutinar a más de 1.000 empleados, su autoría se otorga al arquitecto Anibal González.
En 1911, tras la celebración del concurso de los proyectos para su construcción fue el de Anibal Gonzalez Osorio el elegido y tras comenzar las obras tres años después. Continuos recortes en su construcción propiciaron su dimisión en 1.926, tomando el relevo Pedro Sánchez Núñez, y terminando la construcción Vicente Traver y Tomas, quien se responsabiliza de añadir una fuente, en 1.927, en el centro de la plaza, ya que quedaba muy desamparada.
Como siempre nunca llueve a gusto de todos y la Academia de Bellas Artes se encargó, desde un principio, de polemizar sobre la altura las dos torres, ya que podían restar protagonismo a la Giralda y también hubieron voces quejándose de la ría que rodeaba la Plaza, traduciéndose en un despilfarro de agua para la escasez de ésta que tiene Sevilla, hay que decir al  respecto que durante muchas décadas la ría no llevaba agua y ha sido en las últimas reformas. fechadas en 2.010, cuando se le ha vuelto a dar  el sentido que tenía originalmente.
En su proyecto, Aníbal González concibió la plaza como un ágora semicircular, con unos 180 metros de diámetro, para simbolizar el abrazo de España y sus antiguas colonias mirando hacia el río Guadalquivir como camino a seguir hacia América. El arquitecto se planteó el monumento como un hallazgo heterogéneo, sin encadenarse a las características de un determinado movimiento, con lo que las torres son de un macado gótico, mientras la obra en sí respira del renacentismo, aunque bien es verdad que todos los estilos anteriores al modernismo se ven reflejados en esta obra.  Es probable que esta singularidad provoque su atemporalidad y difícil encorsetamiento en un estilo. Motivando el hecho que estemos ante una plaza de cine, y haga las veces del cuartel del Cairo del ejército británico, en “Lawrence de Arabia” así como la sede de los  estados mayores y embajadas en Marruecos, en “El viento y el León” , el planeta Naboo, en “el ataque de los clones”, o más recientemente la mansión del tirano en “el dictador”.
El arquitecto sevillano quiso referenciar las 48 provincias españolas, aunque en aquel momento eran 49, pero Sevilla no está particularizada en un banco sino que consta de diferentes murales, y actualmente son 50 porque Canarias que aparece como una provincia única se ha separado en dos: Gran Canaria y Tenerife. En cada banco que se individualiza para cada provincia se levantan columnas con nichos en las cuales había libros sobre literatura, historia y arte de cada una de ellas, aparte de representar escenas que ilustrarían cada provincia, sin embargo la elección fue muy arbitraria, dejándola a manos los ceramistas, teniendo que realizar dos años después del comienzo de estos, en 1.926, una serie de cambios tras ser consultados ayuntamientos y diputaciones representados. Es por ello, ante tanta poca rigurosidad que existan fallos, como el que constató un turista de Pontevedra al descubrir un error de bulto, ya que Colón no salió del puerto de Palos para descubrir América en 1942, como ahí aparece. En la parte superior de cada provincia representada aparece el busto de un personaje ilustre español, así pues están representados Goya, Sorolla, Castelar, Padre Manjón, Magallanes, Francisco Pizarro, Cervantes, Quevedo… hasta 48.

Además en su interior hay un canal navegable (rehabilitado en el 2.010) que recorre poco más de 500 metros y que pasa por 4 puentes que simbolizan los cuatro reinos de España (Castilla, Aragón, Navarra y León), y concretamente en una  de las columnas del puente de reino de Aragón se pueden apreciar en su piedra unos fósiles de más de 250 millones de años.


lunes, 22 de junio de 2015

Torre del Oro. I


  A comienzos del siglo XIII, durante los últimos coletazos de los reinos de Taifas, el río Guadalquivir vio cómo se daban por finalizadas las obras de su Torre vigía, a partir de entonces todo lo que pasara en el acuífero a su paso por la ciudad sería vigilado desde esta edificación de algo más de 15 metros de diámetro y casi 37 de altura. La importancia de esta singular torre dodecagonal  estriba en su ubicación, es su estratégica situación la que le ha permitido presenciar un sinfín de vivencias, seguramente más que ninguna otra construcción hispalense, tanto es así que compite con la Giralda a la hora de señalar un emblema
de la ciudad.
El álgebra estaba muy presente en las obras almohades, por lo que los doce lados de esta Torre no era un capricho, sino una jerarquía que empezaba aquí, seguía en la octogonal Torre de Plata, que se erige en la calle Santander Cerraba el paso al Arenal mediante un tramo de muralla que la unía con la Torre de la Plata (de ocho lados), para continuar con la hexagonal torre de Ab-del-aziz, y terminar antes del Alcázar con la cuadrada torre de Santo Tomás. Una muralla unía estas cuatro torres, cerrando el paso desde el propio Alcázar hasta el Arenal. Treinta escasos años después de su creación no se pudo evitar que los marinos de Ramón Bonifaz con la flota de la Reconquista, usaran dos naves pesadamente lastradas con piedras y provistas en sus proas de sierras de acero, impulsadas por remeros, impactaran contra la cadena, rompiéndola y destruyendo el puente de barcas, donde hoy está el de Isabel II, cortando de ese modo la llegada de suministros a la sitiada Sevilla. 
Originariamente esta emblemática torre se llamó bury al-dahab, en referencia a la proyección dorada en el río que provocaban los azulejos dorados que la revestían. Esta es la explicación que se da por algunos para justificar su actual nombre, sin embargo en ese caso debería de llamarse dorada. La misma replica se puede dar a quienes atribuyen esta denominación al dorado de los cabellos de la amante del Rey Pedro I, quien la encerró aquí, con aviesas intenciones, ya que su marido estaba en la guerra. Este hecho debió ser el colofón a las idas y venidas que hacía el monarca a la Torre ya que se dice que fue el lupanar del promiscuo Pedro I. Que aquí se descargara todo el oro proveniente de América también tendría algo que ver con su designación. De todas formas, la teoría más consistente es la que otorga el nombre de Torre del Oro, al hecho de que durante muchos años fue donde los Señores de la ciudad guardaban sus joyas y demás riquezas.